MARTHA CERECEDO ROBLES

Rébecca Dautremer y Philippe Lechermeier: han trabajado como ilustradora y autor de manera conjunta en tres libros: Princesas olvidadas o desconocidas, Diario secreto de Pulgarcito y Una biblia. Estuvieron en el Auditorio Francisco Goitia de la FAD, el pasado viernes 4 de diciembre hablando de la creación de sus ilustraciones y su obra autoral.


Rébecca cuenta con una experiencia de veinte años como ilustradora. Ha trabajado igualmente para público infantil como adulto, participando de publicaciones, edición de juegos, películas animación, escenarios de teatro y vestuario. Por su parte, Philippe, reúne más de veinticinco años de publicar sus libros, que han sido traducidos en 23 idiomas.

A lo largo de la obra conjunta de Rébecca y Philippe, la creación de personajes incorpora detalles raros, extraños e increíbles.  En el proyecto de princesas, por ejemplo, combinan en texto e imagen lo exótico y detalles de animales, donde se complementan y refuerzan las propuestas creativas de los artistas.

1bibliaGracias a que han logrado consolidar una relación profesional de mutua confianza y respeto como creadores, y por encontrarse en un país con poca censura consiguen estar cómodos y ser osados en temáticas que podrían resultar difíciles o delicadas para otros artistas, tal es el caso de Una Biblia.

La actitud  sensible y analítica presente en la búsqueda creativa de la ilustradora procura encontrar espacios libres en la obra abordada (Una Biblia) y aproximarse al aspecto humano de los protagonistas para presentar a los personajes de carne y hueso a través del acercamiento íntimo promovido por el ritmo narrativo del texto y la imagen, así como la captación de momentos desde el lugar de los hechos, como un fotógrafo que explora los diferentes elementos y momentos del escenario, crea la escena, adecua la luz e iluminación, elige el mejor punto de vista  para captar aquel  que consiga ser más expresivo y evocador.

La animada exposición que acompaña la riqueza de los proyectos conjuntos de Rébecca y  Philippe se enmarca en las vivencias, emociones y experiencias de trabajo de los creadores, así como anécdotas significativas que son inspiradoras para quienes sueñan con ser ilustradores y realizadores de proyectos creativos de alta calidad.  Las sugerencias para saber cómo tratar al cliente, tales como “digan sí pero no lo hagan, son acogidas con entusiasmo por quienes aspiran imponer su voluntad a través de la calidad de su trabajo.

En una más de sus muestras de generosidad con los asistentes, admiradores fervientes de su forma de ilustrar, Rébecca, ofreció algunas sugerencias para trabajar con el gouache: “La luz es proporcionada por el papel, así que el montaje se realiza hacia la creación de sombra, reservando el blanco en el papel y trabajando capa a capa, de cinco a diez veces, tratando de no llegar rápidamente a la sombra, realizando el trazo de grosor en un solo gesto, ya que no hay marcha atrás”. Sugiere realizar pequeños toques hasta conseguir el degradado y mucho detalle, y mediante este procedimiento efectuar poco a poco las transparencias, el degradado y el puntillismo. La artista señala que para lograr una calidad alta en la imagen de formato pequeño se invierte de 14 a 15 horas.

Por su parte, Philippe, desde su perspectiva como autor, enriqueció la presentación mediante comentarios que reafirman el valor que aporta la imagen al texto, producto de la confrontación de los puntos de vista de escritor e ilustradora, y señala que, en la relación profesional con un ilustrador no se conformaría con alguien que obedeciera ciegamente lo propuesto por el texto, o mantuviera una actitud pasiva y de repetir acríticamente el escrito, sino, que se plantea una relación de respeto y confianza profesional con un ilustrador propositivo, capaz de ir en la creación conjunta, más allá de las expectativas.  Y, por paradójico que pudiera parecer, que prefiere trabajar con un ilustrador que se atreva a proponer, completar y dar una nueva dimensión al texto.

ilustracionDesde la perspectiva de Rébecca, el incentivo de cada proceso creativo es el orgullo de saber que el trabajo presente es mejor que el anterior, tener ambición y pretensión, pensar que lo anterior fue horrible y lo siguiente será maravilloso. Tener el deseo profundo de crear imágenes y que a lo largo del tiempo, el trabajo será cada vez más difícil.

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