ALEJANDRO FARIAS Y FRANCISCO MOLINA


Las Tecnologías de Información y Comunicación, más conocidas por sus siglas TIC, ponen a nuestro alcance el mundo entero, metiéndolo dentro de nuestros bolsillos.


Puedo ser una Afrodita de medidas perfectas, busto exuberante y caderas provocativas, descansando lánguidamente en un paisaje clásico con mi dorada melena brillando al sol, o puedo colorear mi cabellera con un degradado de 65% rosa a 35% azul y tornar mi azul mirada en los fieros ojos amarillos de un felino Pantone 123 C. Armarme con hacha guerrera y escudo, ciñendo una armadura que permite lucir mis torneadas piernas mientras me yergo triunfal en un campo de batalla. O quizás, usando solamente la punta de mis dedos, puedo ser un bravucón que conduce un auto modificado en una rápida y furiosa carrera; puedo limpiar de criminales sicóticos una Ciudad Gótica hecha de Lego, puedo pilotear una nave de la Rebelión en una batalla contra el despótico imperio de una galaxia lejana, o calzarme las botas de un policía rural de Georgia para exterminar zombis y reclutar supervivientes en un mundo post-apocalíptico.

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Pero también puedo contemplar en vistas de 360 grados las ruinas de Palenque o viajar a los principales atractivos de Beijing, París o Nueva York, puedo visitar el Louvre, el Museo del Prado y el MoMA, puedo asistir a un concierto o ver una película. Puedo decidirme por tomar lecciones de dibujo, pintura, o escultura, ya sea en vivo o pregrabadas, y lo mismo puedo tomar clases de cocina que hacer una maestría en Filosofía y Letras. También puedo saltar de un libro a otro entre Pablo Neruda, G.R.R. Martin y Ken Follet, o puedo, si así lo prefiero, adentrarme entre viñetas en la vida de un huérfano aprendiz de ninja, que apresa en su cuerpo a un feroz demonio: el límite es, simplemente, mi decisión.

Podemos hacer todo esto de manera instantánea e interactiva gracias a las Tecnologías de Información y Comunicación. Podríamos resumirlas, a grosso modo, como todos aquéllos programas y herramientas que administran y transmiten texto, imagen, sonido y video por las vías de las telecomunicaciones y la Internet. Desde un punto de vista más exacto, son las tecnologías que administran la información y la envían de un lugar a otro, la almacenan, la recuperan y la procesan.

UN VIEJO APARATO CON UNA IDEA NUEVA

Esta última definición puede sonar aburrida y técnica, ya que parece describir tan sólo un simple correo electrónico… y ésa es la realidad: el boom de todo lo que disfrutamos hoy día en tecnologías -Internet, Smartphone, tabletas, reproductores de MP3- inició con el Arpanet del Departamento de Defensa de Estados Unidos, a finales de los sesenta. La idea era descentralizar la información y conectar computadoras para que se comunicaran entre sí a través de una red telefónica, precisamente para compartir información y enviar mensajes.

En realidad, las TIC ya existían previamente al Arpanet y, por supuesto, desde mucho antes de que se acuñara el término mismo: a principios del siglo XX el teléfono fijo -el único conocido por décadas- podía considerarse una TIC, lo mismo que el televisor en los años cincuenta o la computadora personal. Ahora existe una controversia: si estos aparatos podrían todavía considerarse dentro del género por haber dejado de ser “punta de lanza” tecnológicas desde hace mucho. Sin embargo, estos medios continúan transmitiendo mensajes y contenidos, al tiempo que evolucionan y se fusionan entre sí o desarrollan nuevas aplicaciones a la par del desarrollo de la tecnología.

Ahora transitamos en las autopistas del Ciberespacio, almacenamos datos en la Nube, nos comunicamos y recibimos información por medio de la Red de redes, y estos aparatos, en diversos grados, se han acoplado. En la práctica, quienes trabajan con las TIC consideran como tales a la Internet de banda ancha, a los teléfonos de última generación y la televisión de alta definición y, sin embargo, todavía están ahí las bandas magnéticas de las tarjetas de débito y crédito, o el código de barras que identifica productos -y ahora también información-, al igual que las cámaras digitales y los reproductores de MP3 y MP4, que siguen evolucionando y encontrándoseles nuevos usos.

LAS TIC Y LOS DIFERENTES TRABAJOS DE DISEÑO

Aunque la definición original de TIC de envío y recepción de información se mantiene inalterada hasta hoy día, estas alcanzaron en pocas décadas niveles de evolución que los creadores del Arpanet apenas podían soñar: ahora son un campo amplísimo de posibilidades casi ilimitadas para el trabajo de diseño gráfico. De hecho, las TIC son al mismo tiempo un paraíso y tierra por conquistar para este último: si no, podríamos preguntarles a generaciones de jóvenes diseñadores que alguna vez han soñado con pertenecer a la elite que labora en Nintendo o Sega en Japón, o Microsoft -en su rama de Xbox- en Estados Unidos.

Pero el papel más importante que juega el diseño gráfico en las TIC no es crear monstruos, entornos de fantasía o guerreros futuristas: en un primer lugar, tenemos el diseño de las mismas TIC, o más bien sus terminales, los aparatos que usamos en nuestra vida cotidiana: aquí, el trabajo -compartido entre diseñadores gráficos y de las ciencias de la computación- se orienta a facilitar la interacción del usuario tanto con el hardware como con el software, lograr que la interface o el ambiente del programa que se ejecuta sea más amable y atractivo.

Un ejemplo es el de Steve Jobs, un visionario en este campo aunque él mismo no era diseñador. Pero los resultados de esa visión, llevada a cabo por sus equipos de diseño, son tangibles en sus aparatos: tal es el caso de la tableta iPad, tecnología con un hermoso diseño exterior y ningún instructivo dentro de la caja. Su manejo es totalmente intuitivo, por eso un niño puede tomarlo entre las manos y hacerlo funcionar ante el asombro de los adultos, y todo se resume en puro trabajo de diseño, tanto en el exterior como en su contenido. El político estadounidense, Joe Biden sintetizó estos logros de Jobs en una frase: “él democratizó la tecnología”. Y a partir de ahí, aunque muchos lo nieguen, todo mundo como Nintendo con su Wii, ha seguido su ejemplo.

En un segundo lugar, pero no por eso menos importante, el diseñador gráfico. Puede desarrollar las aplicaciones de estas tecnologías. Las TIC han transformado no sólo nuestras vidas, sino la forma de hacer negocios y nadie pone en duda que la Web es el más nuevo e indispensable escaparate de nuestro tiempo. Básicamente el diseñador se aplica en el área de promoción de los productos de una empresa y en la presentación o imagen institucional de la misma, y a su adaptación a los diferentes formatos en que el potencial cliente pueda acceder al portal, ya que no es lo mismo hacerlo desde una computadora que desde un teléfono.

LAS TIC: LO BUENO, LO MALO Y LO FEO

Las TIC ponen a nuestro alcance el mundo entero, metiéndolo dentro de nuestros bolsillos. En los teléfonos celulares podemos ver a un amigo o familiar desde el otro lado del mundo en videoconferencia. Nos comunicamos instantáneamente usando el correo electrónico, el WhatsApp, Twitter o exponemos nuestras intimidades al mundo a través del Facebook. Pero el campo de las TIC no se reduce al entretenimiento, comunicación y al comercio.

Ya fuera del campo del diseño gráfico, las TIC hacen una realidad lo que parecía imposible: tractores que utilizando GPS realizan tareas agrícolas con mayor precisión. En los hospitales se realizan cirugías a larga distancia; en laboratorios se crean aparatos que ayudan a personas con alguna discapacidad a comunicarse y moverse. También son un instrumento invaluable para los científicos que intercambian información o que monitorean el medio ambiente y la biodiversidad, todo esto sin contar los innumerables usos militares (origen de las TIC) que se puedan imaginar.

Tampoco es despreciable todo el trabajo por la educación que se realiza gracias a ellas, como es el caso de las Telesecundarias. Otro aspecto a tener en cuenta es la descentralización y divulgación de la información, antes concentradas en universidades e institutos, principalmente en el formato de libros. La polémica aquí se centra en la calidad de los contenidos y quién los publica, ya que, por experiencia, sabemos que no todo lo que brilla en Internet es oro.

Las complicaciones con las TIC comienza con algo muy palpable: las aplicaciones disponibles para un Smartphone, no son las mismas en Japón que en Estados Unidos, México o Uganda. Además de la brecha generacional, ahora hay una que es al mismo tiempo social y digital, que separa a países ricos y pobres. Sin embargo, éste no es el problema más importante que tenemos con las tecnologías.

Como ya vimos, las TIC están en todos los gadgets que utilizamos y que obviamente, están al alcance de adolescentes y niños, la generación llamada Millennials o Y, que no le tienen miedo a las tecnologías. Aquí entramos a un mundo aparte, el de los videojuegos, pasatiempo favorito de muchos niños, jóvenes y adultos.

Algunos investigadores les atribuyen varios efectos positivos, como el desarrollo de capacidades como la coordinación visual-manual, el uso de la lógica, la resolución de problemas y el desarrollo de estrategias, un aumento de la concentración y la capacidad de cooperación, además de aprender a discriminar y seleccionar la información que puede ser relevante. Estudios afirman que un niño actual desarrolla habilidades mentales y una capacidad de razonamiento más activa en comparación a las de un niño de hace veinte años. En los adultos pueden funcionar como un liberador de estrés.

Sin embargo, no se pueden negar los aspectos indeseados de los videojuegos, sobre todo la adicción. El fácil acceso a computadoras, Smartphone y consolas de juego, sumándole la falta de control por parte de los padres o el ambiente de un hogar disfuncional puede dar lugar a que niños o adolescentes abusen de los videojuegos, con efectos negativos: podrían ser más propensos a la agresividad, la falta de asertividad y bajo rendimiento académico. Otro aspecto controvertido de su abuso es que pueden frenar algunos aspectos del desarrollo motriz del niño, y conducir a una falta de socialización.

¿EL OSCURO MENSAJERO EN EL UMBRAL?

Generalmente, todo intento de predecir el futuro cae en la imprecisión y muchas veces en el catastrofismo. Sin embargo, la mejor manera de presagiar el porvenir es extrapolando el presente y ya hay aspectos del futuro de las TIC que comenzamos atisbar. Nos dirigimos a una época donde la integración de servicios es una realidad y se inicia una era donde muchas actividades se harán a través de Internet: hemos comenzado con las transferencias bancarias y pagos en línea, tiendas virtuales e incluso por este medio ya surtimos la oficina de papelería o la lista del supermercado.

¿Cómo afectará nuestra salud y socialización realizar nuestras labores y pendientes a través de la computadora? Hoy día ya tenemos problemas con el sedentarismo, que resulta en obesidad y la diabetes. ¿Tendremos más tiempo para hacer ejercicio o llegaremos a ser obesos mórbidos por estar todo el día conectados a la red como en la película Wall-E?

Ahora, la tendencia de la educación cada vez se va haciendo menos presencial y más virtual. Es una comodidad y un alivio para quienes no pueden viajar y estar en el aula frente al maestro. Sin embargo, al igual que en los videojuegos, también en este aspecto se comienza a abusar: pasamos ya de las videoconferencias a las clases pregrabadas, más prácticas y a la vez más baratas. ¿Qué sucederá con los millones de maestros que tienen enseñanza frente a un grupo? ¿Una serie de grabaciones educarán a nuestros niños y jóvenes en el futuro? ¿Qué va a pasar con los campus e instalaciones de las universidades, escuelas y colegios? ¿Ya no habrá compañeros de clases, tareas en equipo o generaciones de egresados en los que la gente se conozca entre sí?

Si bien las TIC nos abren un mundo infinito de posibilidades, también tenemos que acceder a ellas con mesura e inteligencia y no acabar enamorados del sistema operativo de nuestro Smartphone volviéndonos totalmente dependientes de él como en la película Her. Si creen que esto es ya una exageración catastrofista, busquen en el iPod y el iPhone una pequeña aplicación llamada SIRI.

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