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Desde Greenpeace hasta los capitalistas más poderosos, estos últimos más bien retóricamente, se proclaman defensores de la ecología y pugnan por una acción humana más amigable con el medio ambiente. Lo único cierto es la contaminación creciente que amenaza, como un ébola en suspenso, la existencia humana y planetaria.


La Revolución Industrial significó un parteaguas entre la producción artesanal y la sociedad de consumo o para el consumo. A partir de ella, de modo exponencial, una profusión de objetos originales, creativos y perturbadores inundaron el planeta. Toda inundación ahoga y literalmente eso le pasa al hombre con los objetos que ha fabricado y que son fuente de contaminación de cielo, mar y tierra.

En este contexto, los diseñadores más conscientes del problema proponen un diseño reflexivo a favor del medio ambiente y la ecología. Así, han aparecido conceptos como diseño ecológico, diseño y ecología, y diseño sostenible o sustentable.

Diseño y ecología se refiere a la obras de tema ecológico. El diseñador pone su talento al servicio de tal causa y así, el medio ambiente se convierte en el tema o motivo de su producción; v. gr., un cartel por un aire más limpio.

Diseño ecológico, en cambio, alude al uso de materiales amigables con el medio ambiente para la producción de objetos de diseño; v. gr., el uso de papel reciclado en la edición de una revista.

Diseño sostenible o sustentable (ambos términos se emplean indistintamente) se refiere a aquel diseño que es factible de realizarse desde el punto de vista económico, o sea, autofinanciable. Por extensión, se refiere también al diseño que cumple con todas las variables de una empresa productiva, tales como el valor social del producto y por supuesto, el ecológico.

Aunque los tres conceptos son importantes y han dado origen a importantes corrientes de reflexión y producción en el campo del diseño, destacamos el diseño ecológico por ser tema del libro que reseñamos.

Como diseñadores y consumidores, podemos combinar todo lo bueno de la tecnología moderna con la artesanía tradicional. Estos conocimientos y tecnología pueden aplicarse para ahorrar energía, emplear con eficiencia los materiales, generar energías limpias y desarrollar prácticas sostenibles de trabajo, mediante la selección de productos que desafíen las tendencias del diseño contemporáneo, a la vez que progresamos cuidando de la tierra (Proctor, 2009, p. 7).

El diseño ecológico transita en diversas direcciones con dinámicas propias y ha creado su propio universo simbólico:

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Bibliografía

Proctor, Rebecca (2009). Diseño ecológico 1000 ejemplos. Barcelona: Gustavo Gili.