NOTA DE PRENSA
POR MARCOS IGNACIO PALOMEQUE AVENDAÑO

Alumno de la licenciatura de diseño y comunicación visual de la FAD

Theo Jansen (Países Bajos, 1948), estudió física en la Universidad de Tecnología de Delft al mismo tiempo que descubría su vocación de artista y realizaba sus primeras obras. Después de leer en 1986, El relojero ciego de Richard Dawkins, descubrió su fascinación por las teorías de la evolución y la selección natural de las especies, las cuales influyeron determinantemente en su trabajo.


Asombrosas Criaturas es la exposición que se presenta actualmente en el Laboratorio de Arte Alameda, un recinto preocupado por indagar, exponer e investigar las prácticas artísticas y sus cruces con otras disciplinas tecnológicas que responden a nuestro tiempo. La actual exposición de Jansen es una invitación a conocer los procesos creativos y el trabajo de quién ha sido llamado, por distintos medios de comunicación, el Da Vinci del siglo XXI.


A lo largo de las salas del museo el espectador puede transitar cerca de las esculturas cinéticas de aspecto animal, construidas con herramientas y materiales simples, como tubos de PVC, botellas de plástico, cinta adhesiva, pistolas de calor, entre otros; medios con los que el artista perfecciona las capacidades de sus criaturas y logra que varias de ellas puedan ponerse de pie o caminar con el viento, almacenar energía en sus estómagos e incluso, alcanzar la “autopropulsión” para moverse por si mismas.


Después de más de veinte años de trabajo, Jansen logró formar una gran familia de “asombrosas criaturas” a las que les dio el nombre de Strandbeest o bestias de playa que divide en diferentes periodos evolutivos. Así pues, han transcurrido siete periodos que son fácilmente diferenciables debido a que el artista separa las eras de sus creaciones de acuerdo a los materiales y herramientas usados para crearlas. Resulta interesante ver cómo Jansen crea una nueva figura cada año, dando a sus predecesoras un carácter de “fósil”.

 

Jansen


Muchos de los aportes que tiene una exposición así para el mundo del arte, la ciencia y la filosofía es que la obra del artista pone en evidencia la búsqueda sistemática del movimiento en la transformación de la obra plástica, para otorgarle un nuevo carácter estético a la construcción de estructuras en las que el ejercicio de la razón se impone a la subjetividad. Además refuerza la disyuntiva que la filosofía y la ciencia han intentado explicar sobre lo que está realmente vivo o no, aunque desde los tiempos de Aristóteles, los filósofos y los científicos se han esforzado por producir una definición precisa y aceptada de la vida. Los pensadores modernos apuntaron características que supuestamente distinguen lo vivo de lo inanimado, dónde la organización, el crecimiento, la reproducción y la evolución juegan un papel fundamental, no obstante existen numerosas excepciones ya que hay seres que carecen de algunas características distintivas de la vida ostensiblemente y cosas inanimadas que tienen propiedades de los vivos.


Algunos ejemplos los menciona Ferris Jabr (2014) en su artículo titulado Why Nothing Is Truly Alive, para el New York Times, donde detalla la existencia de cristales altamente organizados que crecen y reproducen fielmente sus estructuras, aunque no se puede pensar en ellos como seres vivos; así mismo, ciertos programas informáticos son conocidos como “organismos digitales” que pueden duplicarse, aparearse y evolucionar. Tampoco se puede olvidar a los virus: “un poco de ADN o ARN encapsulado en proteína que secuestra un celular para hacer copias de sí mismo” (Jabr, 2014). Estos se desarrollan y evolucionan mucho más rápido que la mayoría de las criaturas; sin embargo, los biólogos han estado en desacuerdo durante siglos sobre si los virus pertenecen a las filas de los vivos o no.


En suma, no es de extrañar que se hable de evolución biológica para referirse a las bestias de playa de este destacado artista que con su trabajo asombra y despierta inquietudes en el espectador, ya que además combina ingeniería, arte y ciencia en un espacio que se ha pensado para posicionar la tecnología como modelo central de la producción cultural actual, como lo es el Laboratorio de Arte Alameda.
Del 13 de mayo al 18 de agosto de 2017 podremos apreciar esta sobresaliente exposición que sin duda alguna reflexiona en torno a modelos de conocimiento que no solo tienen que ver con el arte, pues presentan una realidad digna de ser plasmada en una novela de ciencia ficción que trasciende toda clasificación tradicional, pasando de ser una fantasía a una tecnología de la vida cotidiana.

 

Bibliografía:
JABR, FERRIS.  2014. “Why Nothing Is Truly Alive.” Consultado el 5 de junio 2017, en New York Times, disponible en: https://www.nytimes.com/2014/03/13/opinion/why-nothing-is-truly-alive.html