BRENDA ALEJANDRA SORCHINI DEL MAZO
Alumna del Programa de Posgrado, Facultad de Artes y Diseño-UNAM

Para una sociedad de consumo cómo la nuestra, dónde todo el tiempo nos bombardean con anuncios que venden una vida ficticia, basada en estereotipos difícilmente realistas, donde nos entregan al mundo del consumo sin sentido al vender cosas que hacen parecer necesarias; una comunidad cuya base económica radica precisamente en este sistema, dónde la propiedad es algo tan importante, resulta lógico pensar en maneras de proteger las creaciones que surgen en medio de todo esto, de ahí que la propiedad intelectual se volviera una idea tan importante para nuestras actuales actividades de consumo; por ende, era inevitable que el Arte se viera involucrado en estas formas de protección intelectual, pero, ¿es realmente justificable pensar en un derecho de autor?

El 5 de Febrero de 1675, Sir Isaac Newton escribió una carta a Robert Hooke donde mencionó la frase: “si he visto más lejos, es por que estoy parado sobre hombros de gigantes” (The Newton project 2009) 1 , expresión que se volvió tan famosa porque su sentido se vuelca en la universalidad, se puede aplicar a todo cuanto se inventa; ya que en origen, todas la cosas generadas por el pensamiento humano son gracias a la apropiación de ideas anteriores; y es que, desde que Luis Pasteur comprobó que los microbios se originaban de otros microorganismos, ya nada se crea por generación espontánea y en este sentido podemos decir que ningún artista concibe desde cero, todos somos parte de un gran bagaje cultural que inevitablemente alimenta nuestra obra. En consecuencia, no podemos decir que una idea es propiedad de alguien pues al escribir o decir algo citamos a otras personas o autores, por tanto, en realidad ningún pensamiento es de nadie.

La misma naturaleza muestra la falsedad de la generación espontánea a través de la replicación del ADN, por ejemplo, que bien podría imaginarse cómo un gran remix a nivel molecular de dos individuos que se unen para dar paso a la creación de otro nuevo, diferente y único, el cual no excluye la información genética de sus antecesores, al contrario, en su nueva estructura resguarda los datos de todos los que le preceden, la llamada memoria genética; una reescritura de las vidas anteriores que le posibilitaron existir.

Así, cómo diría Roland Barthes:

El autor es un personaje moderno, producido indudablemente por nuestra sociedad, en la medida que ésta, al salir de la Edad Media y gracias al empirismo inglés, el racionalismo francés y la fe personal de la Reforma, descubre el prestigio del individuo o dicho de manera más noble, de la “persona humana” (Barthes 1968: ¿?).

La muerte del autor, según Barthes, es más cómo una descentralización del mismo, pero no debemos tomar literalmente la propuesta de éste, simplemente ser consientes de que la autoría propia es producto de muchas otras ideas precedentes y que aún inconscientemente se ven reflejadas en la nuestra. Esto no debiera verse como una perdida de control sino más bien cómo una libertad, autonomía que nos libra de la búsqueda de la originalidad (entendida como producto de una generación espontánea), sino una innovación dada a partir de un remix de conocimientos previos a los que podemos ponerles nuestro toque único, aquello que lo diferencie de nuestros antecedentes ideológicos, pero que no lo separe de los mismos.

Por consecuencia, debemos pensar en trabajos interdisciplinarios o transdisciplinarios que vuelvan aún más robusta nuestra producción y dejar de buscar la creación única e irrepetible, pues todo se origina de la repetición; así mismo hay que tener en cuenta que la hiperespecialización ha ido tan lejos que es casi imposible realizar un trabajo por uno mismo ya que hay ocasiones en las que es necesario regresar y retomar conocimientos previos, o más bien, incorporar alguna de las ramas de otro saber; como en la actualidad, donde los conocimientos que surgen son tan nuevos que se vuelve imperante trabajar al lado de camaradas especialistas en otros tipos de áreas. El Arte, por tanto, no es lineal, sino la disciplina más plural en la que se presenta, más que en otra, el remix.

Y este remix es el constante flujo de ideas a través del tiempo, que actualmente ha llegado a niveles extremos gracias a las nuevas maneras de comunicación que posibilitan la disposición de información en cantidades apabullantes; ahora podemos conocer un autor nuevo por día e involucrarnos de manera más inmediata, ya que éste no es el único envuelto con su obra, sino también miles de personas que se unen a esta nueva red de conexiones, desde la persona que mira en la red hasta aquella que consume como piratería. Con eso no se quiere decir que el creador deba morir y dar permiso a todo tercero de utilizar su trabajo sin más, más bien, genera la incógnita sobre si debiéramos creer que nuestro producto sea tan original como a veces lo pensamos.

El libre uso de información siempre ha existido, en sus inicios, por ejemplo, los programadores gozaban del libre uso del código, lo compartían sin más y debido a eso fue que creció tanto en tan poco tiempo este campo, pero con los años las compañías comenzaron a apropiarse del código libre y lo usaron para crear programas que después lanzaban al mercado con su debido Copyrigth y cuando los programadores pedían acceso al código del programa las empresas se los negaban, pues ya tenía derechos de autor. Richard Stallman fue el primero al que no le pareció agradable que las corporaciones utilizaran algo que el hizo para dominio público y lo privatizaran, fue entonces cuando pensó en producir una nueva vertiente del Copyrighth que aseguraría que este tipo de casos nunca volvieran ocurrir, pues la forma más simple de perder la libertad de una creación es ponerla bajo el dominio público.

De aquí que surge el copyleft 2 ; aunque primero es preciso entender que el copyletf no funge como antónimo del copyright.

El copyleft es un conjunto determinado de condiciones de explotación que un autor concede en su permiso o licencia. Es decir, es exactamente igual que el copyright, solo que los términos de explotación del copyleft no son acuerdos comerciales que impidan la libertades de adquirir el producto intelectual. Copyleft es la versión que hacemos cuando necesitamos que nuestra obra circule por debajo del umbral de las leyes del mercado o incluso al margen de ellas. (Calderón 2011)

Es decir, no desaparece el autor, simplemente da permiso de reproducir y explotar su labor acordando que cualquiera que copie, redistribuya o la utilice con o sin cambios debe dar total libertad a terceros de hacer lo mismo con su producto y con el original, dando siempre su apropiada atribución al autor y sin recibir remuneración económica.

Esta idea bien podría parecer descabellada para nosotros, que nos desarrollamos dentro de una sociedad de consumo, dónde lo más importante es el autor, así como la protección de su trabajo, pero, ¿no es acaso ilógico querer enmarcar nuestras obras como producto de la generación espontánea? Si ya ha sido más que demostrado que esta idea imposibilitaría la creación misma.


Referencias de citas

  1. Cita original: If I have seen farther, it is by standing on the shoulders of giants, tomada de The Newton Project:
  2. http://www.newtonproject.sussex.ac.uk/view/texts/normalized/OTHE00101 Copyleft.org https://copyleft.org/

Bibliografía

Barthes, Roland. La muerte del autor. http://www.cubaliteraria.cu/revista/laletradelescriba/n51/articulo-4.html Calderón, Alfredo. Que es copyleft. http://viviendoconfilosofia.blogspot.mx/2011/04/que-es-copyleft.html Copyleft.org https://copyleft.org/ The Newton Project . http://www.newtonproject.sussex.ac.uk/view/texts/normalized/OTHE00101


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