DANIEL JIMÉNEZ VEGA

Estudiante del Doctorado en Artes Visuales,

Facultad de Artes y Diseño-UNAM

Durante la investigación de la Maestría en Artes Visuales, sostenía de manera insatisfecha; que el tiempo era un elemento trascendental, que acrecentaba el pensamiento efímero, un instante que provocaba experiencias originarias. La fotografía revelaba la lucidez, hechos cotidianos que nos permitían existir, organizar relatos según el tiempo, el espacio.

La realidad fue mostrada por la luz, dibujaba la imagen del mundo; revelaba el tiempo, el espacio, iniciaba la narración de ideologías y provocaba nuevos simbolismos. La nueva forma de expresión del hombre, vinculaba una insatisfacción histórica. Remarca la espiritualidad y la ambigüedad de la existencia del hombre en un espacio que sin conjeturas demuestra que no existe el tiempo. La fotografía reduce el mundo a un rectángulo que nos define el mundo.

“La consciencia sólo es en la forma de ser del ser ahí y como el factum sólo se denuncia en cada caso en y con la existencia fáctica”1 La fotografía nos muestra una percepción del mundo en una perspectiva fenomenológica, la imagen producida en sus diferentes contextos históricos, sociales y artísticos puede crear un nivel de conciencia de experiencia originaria, una nueva posibilidad de ver al mundo en su trascendencia.

El régimen histórico de la imagen, revela entre otras cosas; la configuración de la realidad a través de nuestra percepción visual. Entre diversos géneros fotográficos, la imagen experimenta diferentes niveles de conciencia que nos provocan la reflexión de nuestra presencia en el mundo. Elaboramos ideas sobre la realidad “…el mundo fenomenológico no es una explicación del ser previo, sino la fundación, lo cimientos del ser; la filosofía no es el reflejo de una verdad previa, sino, como el arte, la realización de una verdad”2 .

Observar la fotografía, percibir el mundo a través de varios paradigmas, provoca experiencias que rompen con lo cotidiano. Cuando la fotografía surge con la forma mágica, a través de una pequeña caja oscura, que por medio de un orificio muy pequeño por donde la luz violenta de manera maravillosa y entonces es capaz de reproducir el mundo, no solo tuvimos un doble exacto del mundo; también accedimos a distintos procesos de imágenes coloreadas, intervenidas, colodiones, calotipos, y hasta imágenes digitales intervenidas por otros efectos fantasiosos de edición.

“Esto no es copiar ni imitar a la naturaleza, sino interpretarla,

que es todo lo que puede hacer un artista,

y el nivel de perfección depende de su técnica

y de sus conocimientos de técnica; el cuadro que resulta.

Sea cual fuere el método de expresión,

será bello a la proporción de belleza del original

y a la habilidad del artista”3.

La fotografía nos reitera que la narrativa es un eje conductor de la existencia humana. Un ejemplo de esto es la fotografía secuencia, Duane Michals muestra la condición humana, en una entrevista titulada Eighty years young. Duane Michlas: The man who invented himself al artista mencionaba esa necesidad del hombre de inventarse todo:

“Todas las cosas que él experimentó en esta vida fueron su invención.

Inventó la luna y los árboles y todas las cosas visibles e invisibles.

En este momento me está inventando escribiendo esto y ustedes que leen esto.

Sí, tú también eres su invención.

Pero si usted le dijo esto, no lo entendería, él lo negó,

a pesar de que se hizo posible todas las cosas que creía posible,

y todas las cosas que pensaba eran imposibles.

Y al final él incluso inventar su propia muerte.

Y él nunca sabría que había inventado todo “. 4

Aquí es importante apuntar que el pensamiento budista determina varias propuestas aquí vertida. Ya que para esto, el tiempo esta basado en la constante impermanencia del todo. Los paisajes fotográficos vacíos de existencia humana son una aporía 5 , falacia quizá del tiempo, espacio y por ende de la narración. Los paisajes fotográficos vacíos de existencia humana, evidencian al espacio como principio ontológico, que sin conjetura alguna de la existencia humana, no existiría el tiempo y la narración, Paul Ricoeur señala; “el tiempo se hace tiempo humano en la medida en el que se articula en un modo narrativo, y la narración alcanza su plana identificación cuando se convierte en una condición de la existencia temporal” 6. La percepción de un mundo compuesto sostenido pensamientos efímeros, de cambio constante; la fotografía puede evidenciar este hecho examinando sus imágenes.

El tiempo pondría a la fotografía como una nueva forma expresión, su acercamiento compositivo influenciado por el movimiento del Romanticismo desembocó en una representación artística; llamada pictorialismo. La fotografía mostraba en el pictorialismo un aproximación aun más fuerte a la mimesis del mundo y nuestra existencia en un espacio, sus temas; las neblinas y el misterio. La fotografía nos acercaba una forma de contemplar nuestra existencia en relación al mundo. La pintura no podía llegar a esa mimesis de la naturaleza para entonces un poco más lo haría la fotografía, ya que esta hace una representación monocromática del mundo, “¡Qué radiante el blanco, que misteriosa la tonalidad gris de la nieve¡” señala Carl Georg Heise, esa polarización monocromática en la fotografía creaba un nuevo tratamiento espacial que esta determinada por la luz y la sombra que manifiestan las metáforas euclidianas.

El pictorialismo escoge temas de paisajes de neblina, mar y bosques. Mímico en un principio al romanticismo, produce sentimientos de melancolía y soledad. El paisaje romántico en su apreciación más general era el rompimiento de lo clásico y la perspectiva sentimental de artista frente al mundo, al igual que el fotógrafo que utiliza a la cámara como recolectora de este, Caspar David Friedrich; muestra este sentimiento en sus paisajes sin asentamientos.

Caspar David Friedrich

Paisaje bohemio con Mont Millsheauer

El paisaje vacíos de existencia humana evocan la nada, el espacio no tiene tiempo y por lo tanto carece de historia. Régis Duran señala refiriendo a Bernard Plossu 8 y su obra Avant l´aube donde afirma que la fotografía no captura el tiempo, lo evoca, sin embargo; Régis Duran señala “…me parece que este mismo transcurrir está aquí suspendido-no detenido o captado, sino como reducido a la nada, vuelto puro espacio, arena que fluye sobre arena, en un fluir sin cualidad que ha dejado de hablar del tiempo que pasa y ya es sólo su idea” 9 . Así se convierte en una forma de exponer lo fenomenológico del tiempo y del relato en un espacio determinado por la imagen.

Este tipo de paisaje vacíos rompe con la cotidianeidad, en el sentido de percepción del tiempo y de la narrativa tradicional. La experiencia originaria nos muestra la fuente de la esencia, es decir; el pragmatismo al observar la imagen de un paisaje deshabitado produce esa conciencia de origen vertido siempre en una ambigüedad.

Los espacios vacíos, sin asentamiento alguno están desprovistos de temporalidad, no existen, no hay continuo para la conjetura de narración, mucho menos del tiempo “el ser ahí recorre el espacio de tiempo que le es concedido entre los dos limites de real forma que, siendo real sólo en el ahora, salta, por decirlo así, de uno a otro de los ahoras que integran la secuencia del tiempo” 10.  Así entonces debemos de hacer, la relación pertinente entre la fotografía y la condición de la existencia que se ejemplifica en el espacio capturado en el paisaje. En los paisajes de Gustave Le Gray sin presencia del ser humano, ni objetos que hagan conjetura su existencia, el cielo y el mar no articulan el tiempo, ni narración.

Se observa en las fotografías de paisaje de Gustave Legray, esa aproximación de la pintura y la fotografía. Le Gray que fue pintor antes que fotógrafo, se encuentra influenciado por el romanticismo, con sus innovaciones técnicas de negativos super-puestos (es decir dos negativo componían una imagen para poder alcanzar el paisaje por lo regular el cielo y el mar. Le Gray es considerado un arquitecto del paisaje, construye paisajes que serian difíciles en solo un golpe; así logra unir elementos privados de presencia humana como el mar y el cielo. El trabajo de técnica de Gusteve LeGray nos recuerda también a Henri Cartier-Bresson quien afirma que la técnica es la mejor forma de expresar la idea y cada fotógrafo crea su propia técnica y tratamiento poético, “la belleza es una manera de cómo se presenta la verdad como desocultamiento” 11.

Los espacios en la fotografía se vuelven la mediación del ser en el mundo. La posibilidad de producción de la imagen sobre paisaje, por ejemplo; el mar. Rosalinda Krauss menciona en su obra El inconsciente óptico, describiendo a al infante John Ruskin y su relación con el mar…

“El mar es un medio privilegiado para el modernismo,

por su aislamiento prefecto, su separación de lo social,

su efecto de repliegue sobre si mismo

y, por encima de todo su apertura a una plenitud visual

que es en cierto modo elevada y pura,

a uniformidad ilimitada que se pierde en la nada,

en el no espacio de privación visual”12.

En los paisajes vacíos de existencia humana, no existe una prolongación del tiempo, no hay tiempo, carecen de pensamiento, no hay ser. Al contrario de los paisajes urbanos existe una explosión de continuos, existencias de prolongación del tiempo. El paisaje urbano propone las condiciones visuales de la narrativa y de la ficción. Así entonces el paisaje se convierte en un espacio de comprensión ontológica.

El paisaje indaga en el evento, en el fenómeno del tiempo y la aporía del tiempo, en un espacio sin historia y sin narrativa, las percepciones fenomenológicas de un mundo donde la fotografía nos da una representación muy particular, y junto con la poética compositiva propia de la fotografía. Examinamos en nuestra conciencia los conceptos propios de la condición humana, como el tiempos, los espacios, la memoria, la existencia.

En su obra El Ser y el Tiempo, Martin Heidegger menciona un punto importante que se relaciona con la contemplación de la fotografía de paisaje sin asentamiento humano, “subrayamos que los estados de ánimo resultan sin duda percibidos ónticamente, pero no conocidos en su función original. Pasan vivencias fugaces que tiñen el conjunto de la corriente de la existencia” . El paisaje en una relación con el estado de ánimos nos permite ver paisajes que pueden despertar vivencias, pero también una atención conciente de la existencia original. El paisaje fotográfico produce esa atención consciente, de la existencia en la contemplación de la poética, de la composición, los estados de animo surgidos durante la contemplación de la fotografía de paisaje que está sujeta a los estados de animo, no solo del tiempo, sino de la ocupación de nosotros en un espacio, somos en el espacio. Otro de los acontecimientos que mostraba la fotografía, era la conjetura de la existencia del productor de imágenes, es decir; falacia, aporía. Una imagen de paisaje sin objetos transformados por el hombre, y sin asentamientos del mismo, mostraba un lugar sin narrativa, sin tiempo. Solo existe el espacio hasta ser fotografiado, observado, reproducido por la imagen. Del tiempo y la narrativa emergen los pensamientos, de ellos tenemos la tensión de las cosas. Cuando tenemos conciencia del mundo y cuando esto sucede nuestra consciencia (espíritu para filósofos como Edith Stein o Merleau-Ponty) entramos a un nivel de conciencia, casi un trance , que solo puede ser estimulado por algo igual de espiritual como es el arte (Lo espiritual del arte mencionaría Kandisky). De acuerdo a la ontología de la fotografía, no está condicionada por el tiempo y el espacio como menciona Ándre Bazín en Ontología de la imagen fotográfica. Además que Bazin es muy atinado al mencionar que la imagen va mas allá del tiempo y el espacio, espera salvarnos de una muerte espiritual, esa conciencia que nos hace pensar que de alguna manera podemos detener el tiempo en la imagen, “No se trata de la supervivencia del hombre, -sino- de una manera más general- de la creación de un universo ideal en el que la imagen de lo real alcanza un destino temporal autónomo…Si la historia de las artes plásticas no se limita a la estética sino que entronca con la psicología,” . El paisaje nos muestra una relación de la existencia condicionada por el que existe en el espacio, en este caso un espacio sin tiempo y sin historia. Provoca un al ser, el trabajo de la fotografía puede lograr esa aproximación. Salvador Dalí señala “la nueva manera de creación espiritual que es la fotografía pone todas las facetas de producción del hecho poético en su justo plano” . El espíritu es la conciencia del observación que contempla el acontecimiento del fenómeno en la fotografía. Así la fotografía de paisaje vacío de existencia humana, crea una condición ontológica de la especialidad, en el sentido que demuestra que el tiempo y la narración esta condicionado por los espacios. En el espacio de paisaje vacío de existencia se muestra como una condición ontológica de primer orden. Puede ser detonador de la conciencia originaria, el mundo como un lugar que se construye por fenómenos cósmicos y ficticios que son necesarios para poder soportar nuestra existencia.


Imagen de portada

The Tugboat by Gustave Le Gray 

http://media.vam.ac.uk/feature/lightbox/v1/popup/gustave_tugboat.jpg