MANUEL GUERRERO

Alumno del programa de posgrado en artes visuales de la FAD

(Ponencia presentada en el 6to. Encuentro Internacional de Arte Sonoro y Exploración Audiovisual en la Antigua Academia de San Carlos, el día 30 de noviembre del 2017)

No he encontrado una mejor manera de abrir esta ponencia que con una pregunta para fastidiar al público: ¿Cómo podemos representar el cambio? Si no ha despertado en alguno de ustedes un interés sobre el desarrollo que tendrá la elaboración de una posible respuesta, seguramente habrá detonado una urgencia incontenible por esperar a la ronda de preguntas y respuestas para verter sus críticas sobre el sinsentido que conforma a esta cuestión, acorde a su juicio.

Aunque esta sublime incógnita nos coloque frente a un horrible hecho que nos gustaría evitar, al ser nosotros seres efímeros a merced del tiempo, es inevitable reflexionar sobre ello, independientemente del campo disciplinario en el que nos desempeñemos como profesionales del arte o de las ciencias.

Son tantas las hipótesis que se pueden enunciar como variadas son las personalidades de los seres humanos que se atrevan a ofrecernos una respuesta; en parte, por la condición abstracta del cambio y en parte porque la comprensión y valoración del tiempo está sujeta a algo tan franco como las vivencias personales que reconfiguran nuestro entendimiento a cada momento.

Hablando desde mi experiencia, he encontrado una oportunidad de responder tal duda través del estudio de lo sonoro.

Pero, ¿Por qué lo sonoro es relevante para este problema? ¿Por qué desde esa trinchera es posible elaborar una representación de algo que no tiene siquiera una forma o periodicidad? Quizá nuestra pregunta no requiere de otra cosa excepto un reposicionamiento de nuestra parte: el cambio por sí mismo no es algo aprehensible ni de manera material ni intelectual, pero las secuelas filosóficas que deja a su paso se vuelven pistas sobre nuestra condición de seres para-la-muerte y se condensan en lo sonoro como un elemento artístico.

Tales secuelas son el tiempo y la memoria, factores clave que posibilitan una aproximación, desde nuestra condición humana, con algo tan complejo de entender como lo son las transformaciones que desencadena el cambio en nuestro conglomerado de interpretaciones denominado ‘mundo real’. En este punto, la interrogante se vuelve menos etérea, pero reafirma su cruda asociación con algo en lo que no nos agrada pensar con frecuencia: con la desaparición de alguien, de algo, o de un lugar, viene el recuerdo que elaboramos sobre eso que se pierde de nuestro mundo fáctico y se aproxima la necesidad del ejercicio de la memoria para mantenerlo vivo; la representación presente de una cosa ausente.

¿Es la reflexión sobre la muerte el vestigio de un pensamiento adolescente fatalista? En lo que refiere a la práctica artística, pienso que la condición vital individual le es inherente y, siguiendo la pista a esta idea, pensar en vida es pensar implícitamente en la finitud que nos rodea, pero no de una manera consciente.

De nuevo, maticemos la idea. En el orden temporal, espacial, material e imaginario que envuelve al acto de la representación ¿Qué estrategia artística puede dirigirnos por un camino lo suficientemente viejo como para brindarnos una dosis de curiosidad juvenil? pero que a la vez, manche nuestros zapatos en algunos tramos por la inocencia y ternura de su superficie, poco explorada en los tramos más inhóspitos? Como artista, he encontrado un sendero en el field recording para clarificar mis dudas sobre las posibilidades de representación del cambio. Si bien esta práctica se encuentra, en apariencia, más cercana al campo del diseño de audio que de las artes visuales, el análisis que he realizado sobre el field recording y no de la grabación de campo –como se suele traducir al español– me ha brindado claridad sobre las alternativas de representación dentro de un marco multi e interdisciplinario. En el field recording se condensa la triada entre sonido, tiempo y memoria, pero ¿de qué modo? Para explicarlo, veo necesario remitirse a los orígenes de la palabra, los cuales investigué en mi tesis de licenciatura y a continuación cito para enmarcar la dirección de ésta ponencia:

“Grabación y recording son términos cuyas genealogías provienen de contextos diferentes: mientras que grabación hace referencia a la palabra francesa engrave que, en español, se vincula con la acción realizada por un artista de la estampa en la que, en términos técnicos, realiza un conjunto de incisiones intencionadas sobre una superficie rígida (piedra, madera, metal, etc.) esto con una herramienta punzo-cortante, el recording tiene un origen poco relacionado con la sustracción de materia de una superficie, o para ser más específico, con algo que suceda en un plano sensible”2 . “Derivado de la palabra latina recordārī (re- “de nuevo”; -cordari, referente a cordis, traducido como “corazón”)3 recording hace referencia, literalmente, a algo que traemos “de nuevo al corazón”, un órgano que, durante la Edad Media, se reconocía como el espacio en el que sucedía el pensamiento del ser humano; donde se podía encontrar la razón, el origen del alma y, por ende, donde ocurrían procesos tales como la memoria”4 Dicha valoración no es difícil de imaginar si se toma en cuenta el enorme peso que este órgano tiene en la iconografía bizantina –como el Sagrado Corazón– y en distintos versículos de la Biblia referentes a la relación entre corazón y pensamiento, de los cuales, me gustaría citar el pasaje de Jeremías 17:9-10, donde me parece que esta idea queda más que explícita:

“Nada hay tan engañoso como el corazón.

No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?

«Yo, el Señor, sondeo el corazón

y examino los pensamientos,

para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras”5

Aunado a las implicaciones políticas y el impacto cultural de la religión cristiana por todo el mundo, su papel en la definición de conceptos como recordar o recording en tanto proceso de la memoria es destacable, sin embargo, lejos del contexto religioso con el que carga este concepto, es posible retomar algo de él para un propósito artístico: su condición inmaterial, relacionada íntimamente con la memoria, los individuos y las experiencias. “Más allá del escrutinio por parte del Dios judeocristiano ¿Con que propósito recordamos? ¿Cuál es el sentido de traer nuevamente los recuerdos y pasarlos por un órgano vital como el corazón?” El simbolismo del corazón como una víscera entregada a un movimiento perpetuo, el único de los órganos que produce un sonido constante–una señal de vida– y cuyo silencio indica la muerte, es de gran relevancia para entender la diferencia crucial entre grabación y recording: mientras que grabar es una actividad que en algún momento concluye y se formaliza en alguna superficie o archivo, el recording (o el acto de recordar)es un proceso que no se limita a los dispositivos de audio o video con los que se obtiene un archivo. “Recordar es un acto que hacemos con o sin una intención concreta, todo el tiempo y es detonado por signos, palabras, imágenes, sonidos, etc. que percibimos en nuestro entorno inmediato”6.

Comprender esto sobre la acción de recordar es útil para disipar la perspectiva cientificista en torno al record –en términos sonoros–, que lo perfila sencillamente como un conglomerado de información fijada en algún soporte, cuyo único valor se encuentra en la frecuencia, su armonía o su potencial musical.

“Los records y el acto por el cual los generamos, transitan entre la referencia matérica – el soporte, la grabadora de audio o el archivo generado– y un estímulo que sucede en silencio para otros, pero que, para quien se arroja al entorno sonoro de un lugar– siendo partícipes los sentimientos, vivencias y recuerdos– tiene otras connotaciones. Recording no es sencillamente la captación de sonidos mediante un dispositivo 7, pero tampoco es una actividad del intelecto encriptada.”

“Acorde a la situación, recordar es el primer paso para planear un record: estimulados por súbitas impresiones de signos, sonidos o imágenes visuales, indagamos puerilmente en las reminiscencias: en nuestro ser-en-el-mundo, nos preguntamos por lo que acontecía y nos arrojamos, grabadora en mano o con alguna otra herramienta, a la búsqueda de una representación que empate con lo que se ha maquetado en nuestra mente, pero cuya urgencia representativa se aleja de la disputa entre los pintores griegos Zeuxis y Parrasio por saber quién era el artista más grande: en este sentido, la mímesis no es el motor del recording” 8


 

[1] Diccionario etimológico consultado en: http://www.etymonline.com/index.php?term=engrave

[2]Manuel Guerrero (2017), Obra en proceso: El contraste de estímulos sonoros como elementos de una propuesta artística ; Tesis de licenciatura; FAD, UNAM, 2017. Pág. 39.

[3]http://www.etymonline.com/index.php?term=record

[4]Manuel Guerrero (2017) Op. Cit.

[5]Bible Gateway, Nueva Versión Internacional. Disponible en: https://www.biblegateway.com/passage/?search=jeremias+17&version=NVI

[6]Manuel Guerrero (2017) Op. Cit. Pág. 40

[7]En el sentido más radical, la grabación obedecería a propósitos netamente utilitarios, como el estudio científico en torno al sonido, o el diseño sonoro de un publicidad audiovisual, pero incluso éstos ejemplos serían insuficientes para establecer una valoración objetiva del acto de grabar.

[8]Manuel Guerrero (2017) Op. Cit. Pág. 41