VÍCTOR LÁZARO
Egresado de la Licenciatura en Artes Visuales de la FAD
Título: Das Leben der Anderen/ La vida de los otros
Año: 2006
Director: Florian Henckel von Donnersmark
País: Alemania
Género: Drama
Duración: 137 minutos
Idioma: Alemán
La película “La vida de los otros” dirigida por Florian Henckel von Donnersmark nos presenta una emotiva e interesante reflexión sobre lo frágil de la vida, pero a la vez, sobre lo más digno de ella. En este sentido es una película cuyas virtudes radican en saber manejar un balance muy acertado entre mostrar una visión en exceso devastadora o su contraparte optimista.
Es una cinta cruda, pero para nada insípida, con un ritmo sobrio, ni muy trepidante ni muy lento, y que incluso da lugar a momentos genuinamente graciosos.
La historia está situada en la República Democrática Alemana, la cual utiliza a su policía secreta para vigilar a todos sus habitantes con el fin de perseguir y castigar a todos los que no se sometan al régimen. Sin embargo no es una película histórica en sentido estricto sino que toma esta situación de fondo para mostrarnos una historia con la que es posible identificarnos; es en este contexto en el que se nos presenta a un dramaturgo llamado Georg Dreyman que ha sabido mantener su carrera en el ámbito cultural pese a no estar del todo de acuerdo con el gobierno, algo que muchos de sus amigos no han conseguido. Y que a pesar de la asfixiante situación que reina en el Berlín del este termina por afectarle cuando su círculo más cercano se ve perjudicado gravemente por la crueldad de un sistema que encarna en sus dirigentes corruptos.
Es aquí en donde el apasionado Dreyman comienza a ser espiado por el capricho de un ministro intransigente quien busca quitarlo de en medio para conseguir sus objetivos. Por si fuera poco Dreyman se encuentra algo distanciado de sus amigos, ya que se ha negado a tomar una postura más crítica en contra del régimen. Bajo estas circunstancias el literato decide tomar acción, sin embargo en su camino se topará con un personaje bastante distinto a él. Mientras Dreyman es cálido, apasionado y sociable; el agente encargado de su caso es frío, calculador y adusto. A partir de aquí la cinta nos llevará por una narración que explora la intimidad de los personajes, seremos testigos de la vida de esos otros, de sus titubeos, frustraciones, contradicciones así como también de sus triunfos.
Un logro de la película es que nos permite sumergirnos en estas situaciones que experimentan los protagonistas y a crear una empatía con ellos; algo que es gracias a las buenas actuaciones y dirección de esta historia.
Otro de los puntos favorables de la cinta es que no cae en el error de mostrar a los antagonistas de la historia como monstruos desalmados e implacables sino que a través de cada uno de ellos vemos momentos de gran fragilidad. Incluso el personaje responsable de los hechos de la historia tiene una muy breve escena con tintes melancólicos en la que se lo muestra en total soledad.
Así, esta película nos presenta la incesante batalla entre el sujeto y sus circunstancias, en como el entorno ejerce su influencia en la vida y en las decisiones de las personas, lo cual plantea interesantes cuestionamientos sobre la naturaleza humana, como el referente al libre albedrío y la voluntad de cambio en una persona. En una premonitoria escena uno de los antagonistas le dice a Georg Dreyman: “…podrá decirlo cuantas veces quiera en sus obras, pero la gente no cambia”.
El diseño de producción y los escenarios en los que se desarrolla la película son también destacables, más allá del gran trabajo realizado para ambientarnos en los años 80 del siglo pasado nos ayudan, al igual que el vestuario a reflejar y a construir las personalidades de los personajes, cada escenario nos dice algo sobre las emociones o la forma de ser del personaje que lo habita, con lo cual la película logra introducirnos en la trama. Por ejemplo, la vivienda de Georg Dreyman con sus tonos cálidos, sus estanterías con libros, plantas y un ligero desorden le otorga una atmosfera hogareña y de vida. Por otro lado tenemos planos en los que el atuendo gris de otro de los protagonistas parece camuflarse con las sombrías paredes que le rodean, con este tipo de recursos la película nos sumerge en aquellas vidas, tan ajenas pero a la vez tan familiares. Las actuaciones en general son bastante buenas.
Cada actor nos entrega una interpretación lograda de su personaje, y en conjunto logran que la historia logre conectar con el público. El mejor para mí es el protagonista, ya que debido a las situaciones y cambios que atraviesa durante toda la película desarrolla una muy amplia gama de emociones, todas ellas muy sutilmente interpretadas y con una gran energía contenida.
La película en general es impredecible, y eso es lo que mantiene al espectador atento, ya que las cosas pueden cambiar su rumbo muy fácilmente, pero no por esto deja de tener un ritmo pausado y sutil, que ayuda a generar una atmósfera de tensión adecuada. La vida de los otros es una cinta con grandiosas escenas que nos muestran lo asfixiante que puede ser el vivir bajo un sistema empeñado en tener el poder y control total sobre lo que sucede en su territorio, aun a costa de las vidas de muchísimos agravados, algo con lo que tristemente nos podemos sentir identificados. Además me parece una invitación a experimentar una catarsis similar a la que vemos en pantalla o por lo menos a generar reflexiones en torno a nuestros actos.